Has cogido la tijera, sin piedad, sin pausa
has ido recortando todos mis esquemas
investiéndome, como idiota honoris causa
haciendo olvidar tu veneno y tus problemas
ahora te has ido, no sé reiniciar la marcha
De mi estómago borbotones de escarcha
en una terraza oyendo como llueve
sentado en Plaza Real mis ideas se avalanzan
como en mi habitación de mugre adolescente
cuando hacía jirones la piel de mi alma
¡Y no habrá paz para tu pensamiento!
proclaman
Llevan antorchas, pancartas y un eslogan
"Este es el precio que pagan los que iban a follar
y como idiotas se enamoran"
Ser normal
Ser normal es lo más complicado de todo. Nadar en un mar de cuerpos y dejar que te lleve la corriente. No ser salmón, ser boga, ser lucio, como los demás. Cásate, perpetúa la especie, esa chica no te merece. No le des margaritas a las cerdas. Sonríe siempre enseñando todos los dientes. Demasiadas normas.
Consejos doy a otros, pero en mi cuento suelo ser el lobo. Después, cada noche, en mi madriguera, me arrepiento solo. De haberme comido a caperucita, de no haber sido paciente y haberla conocido un poco más, pero joder, qué bueno estaban el guiso y la guarnición de marisco.
Intento no intentar, sino hacer, empezar y terminar. Código y principios. Más tarde, cuando veo que lo he intentado, empiezo a darme por terminado. Y en ese ciclo, de ritmo sincopado, con su pérdida de conciencia incluída en una factura, una vez pagado religiosamente su 21% de IVA, me doy cuenta de que no sigo el canon. Me doy cuenta de la corriente, de la deriva, del río de cuerpos que desciende cantando goles de Barça y Madrid y me levanto dolorido, como tras otro Atleti-Levante, fallando ocasiones de gol cantadas. Pero cojones, me levanto una y otra vez y no descanso. Sigo remando, corriendo y peleando, peleando contra un mar de cuerpos, que se acostumbran a dejarse llevar.
A este ritmo, nunca llegaré a ver el mar, pero cojones, veré de dónde coño viene todo, veré el manantial. Y una vez allí, sé que estará ella, con toda la envidia que le tiene la luna. Nos miraremos a los ojos, nos cojeremos de la mano, nos zambulliremos. Río abajo, en un mar de cuerpos.
Consejos doy a otros, pero en mi cuento suelo ser el lobo. Después, cada noche, en mi madriguera, me arrepiento solo. De haberme comido a caperucita, de no haber sido paciente y haberla conocido un poco más, pero joder, qué bueno estaban el guiso y la guarnición de marisco.
Intento no intentar, sino hacer, empezar y terminar. Código y principios. Más tarde, cuando veo que lo he intentado, empiezo a darme por terminado. Y en ese ciclo, de ritmo sincopado, con su pérdida de conciencia incluída en una factura, una vez pagado religiosamente su 21% de IVA, me doy cuenta de que no sigo el canon. Me doy cuenta de la corriente, de la deriva, del río de cuerpos que desciende cantando goles de Barça y Madrid y me levanto dolorido, como tras otro Atleti-Levante, fallando ocasiones de gol cantadas. Pero cojones, me levanto una y otra vez y no descanso. Sigo remando, corriendo y peleando, peleando contra un mar de cuerpos, que se acostumbran a dejarse llevar.
A este ritmo, nunca llegaré a ver el mar, pero cojones, veré de dónde coño viene todo, veré el manantial. Y una vez allí, sé que estará ella, con toda la envidia que le tiene la luna. Nos miraremos a los ojos, nos cojeremos de la mano, nos zambulliremos. Río abajo, en un mar de cuerpos.
Sit Com
-Los espectadores no quieren ver esa parte de la historia.
-Pero es mi vida de lo que estamos hablando.
-Desde que firmaste ese papel, dejó de ser tu vida. Estás cumpliendo tu sueño, es lo que querías¿no?. Ahora en tu vida nadie muere salvo que sea un personaje secundario que no importa a nadie y que carece de una "catchphrase" original. Tienes banda sonora indie pop para los momentos épicos, para los tiernos, para los solitarios¡Y risas enlatadas!¿Qué más quieres?Solamente tienes que sacrificar un pedacito de ti.
-Es mi vida eso a lo que llamas un pedazo.
-Sólo te pido que dejes de salir con esas chicas, no aportan nada a la historia, tu personaje
-Dirás a mi vida.
-Eso, a tu vida. Estás empezando a perder carisma. Las encuestas revelan que las mujeres de entre 25 y 40 están empezando a odiarte y el share ha caído en esa franja de edad.
-Necesito a esas mujeres, necesito ese vacío, la temporada pasada fue muy dura, los guionistas me dejaron echo polvo¿No lo entiendes?Necesito desahogarme. Volver a ser el tipo encantador y cínico que soy y que nunca debí dejar de ser, me está equilibrando. Y además...me lo estoy pasando de puta madre¿No puedo divertirme por una vez?
-Ya te has divertido bastante, son seis episodios en los que volviste a tus raíces, volviste a ser un encantador Míster Cinismo. Pero ya empieza a cansar al público, quieren que vuelvas con Eva.
-¿Con Eva?¿Otra vez?¿Quieres volver a hacerme pasar por lo mismo de la temporada pasada?¿Por esa zorra estirada?
-Sí, las encuestas revelan que tus capítulos con Eva fueron los que más gustaron y son los que más audiencia han tenido desde que Bárbara dejó la serie.
-Por qué no Bárbara, por qué no me hacéis volver con Bárbara. Sigo enamorado de ella.
-Porque Bárbara ya tiene su spin off, que por cierto, ahora tiene más audiencia que tú. Debes asumirlo, Bárbara no es personaje para tu serie.
-Las telenovelas siempre tiran más que las Sit Com.
-Sí, y Bárbara es personaje de telenovela, su visión dramática del mundo, su búsqueda del amor puro y verdadero...todas esas paparruchas nos dan una pasta en anuncios de perfumes.
-¿Por qué Eva?Es una déspota, una zorra que me ninguneaba.
-A las mujeres les gustaba ver cómo el gran cazador había sido cazado, cómo te había amansado y desquiciado. Y la mayoría de los hombres se sentían identificados con tu situación.
-No quiero vivir para hacer a los mediocres sentirse mejor por ser tan mediocres como yo.
-Compañero, esto es lo que firmaste, quisiste que tu vida fuese una Sit Com, no una película porno ni una de superhéroes. En una Sit Com tu mediocridad y tu torpeza son las que hacen a la gente sentirse mejor, porque se ven reflejados en ti, tu personaje está cargado de empatía y las empresas publicitarias adoran la empatía. Míralo bien, Eva es una chica inteligente y guapa, tiene carácter y te encantaba su aura de princesa que necesita ser rescatada. A la gente le encantan las princesas que necesitan ser rescatadas.
-Lo siento, la mía está en otro castillo.
-Los guionistas ya tienen el próximo episodio para que te pongas manos a la obra.
-Déjame ver.
-Vas a un restaurante con una chica, aún no tiene nombre ni está hecho el casting, pero queremos que tenga rasgos nórdicos y que sea voluptuosa, para contrastar con las formas de Eva. Ella empieza a hablar de tarot, de runas vikingas, del i-ching, de cómo el destino está escrito y todas esas herramientas permiten verlo.
-Una loca.
-Al público le encantaban tus citas con locas, será algo old school, reconfortante, tú con cara de aburrido, removiendo tu whisky y soltando frases ingeniosas...eso se lo dejamos a los guionistas. De repente miras al fondo de la sala y Eva está allí, sentada con una amiga, con los ojos rojos y el rimmel corrido.
-Tópicos.
-Los tópicos funcionan. De repente, suena "With or without you" de fondo mientras miras el reloj que ella te regaló y que "casualmente" llevas puesto esa noche. Coges tu servilleta, te levantas, caminas hacia su mesa, y un plano: Tu mano con el reloj tendiéndole la servilleta, sube la música, os mirais a los ojos, plano cerrado, os sonreís y boom, títulos de crédito.
-Lo siento, puedes poner ya los títulos de crédito.
-¿Qué dices?Va a ser espectacular, a todo el mundo le gustan los retornos.
-Y las precuelas y las trilogías y "Gandía Shore". Pero no por eso aportan nada al arte ni a la gente que los ve. Mantienen un concepto falso y edulcorado sobre la vida. Una montaña de moralinas embutidas en un blazer azul marino, "El mujeriego rendido ante la causa de la única mujer que supo destrozarle". Y ellas creen que pueden y deben cambiar al hombre que está a su lado en el sofá, y ellos se rinden y dejan de pelear, de intentar ser quienes realmente quieren ser. Yo quería divertir a la gente, pero además motivarles para alcanzar sus límites.
-No eres Eric Thomas. Eres un simple actorucho de mierda que tiene que hacer lo que se le manda¿De acuerdo? Grabaremos ese capítulo mañana. No te retrases, que nos conocemos.
-Rompe mi contrato.
-Firmaste con tu sangre, si rompes ese papel morirás.
-Sí, y tú te quedarás sin marioneta, seré libre.
-No, no lo hagas, no lo rompas¡Es una orden!
El actor cogió el contrato, sacó su mechero, encendió un cigarrillo, dió una calada y jugueteó con la llama bajo el contrato. La cara del productor era la de un niño viendo "Viernes 13". El papel se incendió. El actor se vió envuelto en llamas en el acto. No sentía el dolor de las llamas sobre su piel, derritiendo sus globos oculares o el olor a cabello ardiendo. Sonreía, y su alma bailaba, liberada.
-Pero es mi vida de lo que estamos hablando.
-Desde que firmaste ese papel, dejó de ser tu vida. Estás cumpliendo tu sueño, es lo que querías¿no?. Ahora en tu vida nadie muere salvo que sea un personaje secundario que no importa a nadie y que carece de una "catchphrase" original. Tienes banda sonora indie pop para los momentos épicos, para los tiernos, para los solitarios¡Y risas enlatadas!¿Qué más quieres?Solamente tienes que sacrificar un pedacito de ti.
-Es mi vida eso a lo que llamas un pedazo.
-Sólo te pido que dejes de salir con esas chicas, no aportan nada a la historia, tu personaje
-Dirás a mi vida.
-Eso, a tu vida. Estás empezando a perder carisma. Las encuestas revelan que las mujeres de entre 25 y 40 están empezando a odiarte y el share ha caído en esa franja de edad.
-Necesito a esas mujeres, necesito ese vacío, la temporada pasada fue muy dura, los guionistas me dejaron echo polvo¿No lo entiendes?Necesito desahogarme. Volver a ser el tipo encantador y cínico que soy y que nunca debí dejar de ser, me está equilibrando. Y además...me lo estoy pasando de puta madre¿No puedo divertirme por una vez?
-Ya te has divertido bastante, son seis episodios en los que volviste a tus raíces, volviste a ser un encantador Míster Cinismo. Pero ya empieza a cansar al público, quieren que vuelvas con Eva.
-¿Con Eva?¿Otra vez?¿Quieres volver a hacerme pasar por lo mismo de la temporada pasada?¿Por esa zorra estirada?
-Sí, las encuestas revelan que tus capítulos con Eva fueron los que más gustaron y son los que más audiencia han tenido desde que Bárbara dejó la serie.
-Por qué no Bárbara, por qué no me hacéis volver con Bárbara. Sigo enamorado de ella.
-Porque Bárbara ya tiene su spin off, que por cierto, ahora tiene más audiencia que tú. Debes asumirlo, Bárbara no es personaje para tu serie.
-Las telenovelas siempre tiran más que las Sit Com.
-Sí, y Bárbara es personaje de telenovela, su visión dramática del mundo, su búsqueda del amor puro y verdadero...todas esas paparruchas nos dan una pasta en anuncios de perfumes.
-¿Por qué Eva?Es una déspota, una zorra que me ninguneaba.
-A las mujeres les gustaba ver cómo el gran cazador había sido cazado, cómo te había amansado y desquiciado. Y la mayoría de los hombres se sentían identificados con tu situación.
-No quiero vivir para hacer a los mediocres sentirse mejor por ser tan mediocres como yo.
-Compañero, esto es lo que firmaste, quisiste que tu vida fuese una Sit Com, no una película porno ni una de superhéroes. En una Sit Com tu mediocridad y tu torpeza son las que hacen a la gente sentirse mejor, porque se ven reflejados en ti, tu personaje está cargado de empatía y las empresas publicitarias adoran la empatía. Míralo bien, Eva es una chica inteligente y guapa, tiene carácter y te encantaba su aura de princesa que necesita ser rescatada. A la gente le encantan las princesas que necesitan ser rescatadas.
-Lo siento, la mía está en otro castillo.
-Los guionistas ya tienen el próximo episodio para que te pongas manos a la obra.
-Déjame ver.
-Vas a un restaurante con una chica, aún no tiene nombre ni está hecho el casting, pero queremos que tenga rasgos nórdicos y que sea voluptuosa, para contrastar con las formas de Eva. Ella empieza a hablar de tarot, de runas vikingas, del i-ching, de cómo el destino está escrito y todas esas herramientas permiten verlo.
-Una loca.
-Al público le encantaban tus citas con locas, será algo old school, reconfortante, tú con cara de aburrido, removiendo tu whisky y soltando frases ingeniosas...eso se lo dejamos a los guionistas. De repente miras al fondo de la sala y Eva está allí, sentada con una amiga, con los ojos rojos y el rimmel corrido.
-Tópicos.
-Los tópicos funcionan. De repente, suena "With or without you" de fondo mientras miras el reloj que ella te regaló y que "casualmente" llevas puesto esa noche. Coges tu servilleta, te levantas, caminas hacia su mesa, y un plano: Tu mano con el reloj tendiéndole la servilleta, sube la música, os mirais a los ojos, plano cerrado, os sonreís y boom, títulos de crédito.
-Lo siento, puedes poner ya los títulos de crédito.
-¿Qué dices?Va a ser espectacular, a todo el mundo le gustan los retornos.
-Y las precuelas y las trilogías y "Gandía Shore". Pero no por eso aportan nada al arte ni a la gente que los ve. Mantienen un concepto falso y edulcorado sobre la vida. Una montaña de moralinas embutidas en un blazer azul marino, "El mujeriego rendido ante la causa de la única mujer que supo destrozarle". Y ellas creen que pueden y deben cambiar al hombre que está a su lado en el sofá, y ellos se rinden y dejan de pelear, de intentar ser quienes realmente quieren ser. Yo quería divertir a la gente, pero además motivarles para alcanzar sus límites.
-No eres Eric Thomas. Eres un simple actorucho de mierda que tiene que hacer lo que se le manda¿De acuerdo? Grabaremos ese capítulo mañana. No te retrases, que nos conocemos.
-Rompe mi contrato.
-Firmaste con tu sangre, si rompes ese papel morirás.
-Sí, y tú te quedarás sin marioneta, seré libre.
-No, no lo hagas, no lo rompas¡Es una orden!
El actor cogió el contrato, sacó su mechero, encendió un cigarrillo, dió una calada y jugueteó con la llama bajo el contrato. La cara del productor era la de un niño viendo "Viernes 13". El papel se incendió. El actor se vió envuelto en llamas en el acto. No sentía el dolor de las llamas sobre su piel, derritiendo sus globos oculares o el olor a cabello ardiendo. Sonreía, y su alma bailaba, liberada.
Presuntuosos
Dejaba que llevaras el timón. Me sentía cómodo en segunda línea, sujetando mi whisky, encendiendo mi cigarro. El problema surgió cuando no hubo más whisky y me confiscaste el tabaco. Cuando mis adicciones murieron, me dejé caer sobre tí, como único estímulo para el sistema de recompensa de mi cerebro reptiliano. Te ahogué, me ahogué, nos ahogamos, me ahorcaste. Amputaste mi sombrero y quemaste mi poncho de Clint. Pero no fue culpa tuya cariño, fue culpa mía. Olvidé que era un hombre.
Un hombre que bebe hasta las 7 de la mañana sin preguntarse dónde estarás. Un hombre que se juega al póker hasta sus calzoncillos, y todavía cree que va a seguir saliendo adelante. Un hombre que puede matar lo que va a comer con sus propias manos, pero no a cocinarlo con Pedro Ximénez para tí. Un hombre que prefiere su vieja camiseta negra con unos vaqueros al uniforme de cateto del domingo. Un hombre que grita y blasfema viendo el fútbol y acto seguido se desfoga contigo hasta desmontar el cabecero de la cama. Un hombre que no teme acabar con una costilla o la nariz rota sobre un campo de hierba. Un hombre que corta leña, hace fuego y da cobijo en su cuerpo. Un hombre mira a los ojos a las mujeres en los bares y les pone la mano en el culo cuando salen del bar con él. Un hombre que besa. Un hombre que ama. Un hombre que folla. Un hombre que ha elegido el camino del samurái. Un hombre que paga sus facturas. Un hombre que prefiere una cerveza con sus amigos que organizar bailes de máscaras. Un hombre que eructa en la intimidad. Un hombre que lee a Burroughs, a Murakami, a Bukoswky y a Celine, pero que sigue disfrutando a Orson Scott Card. Un hombre que escribe como respira.
Quizás el problema de la mayoría de los hombres de este siglo es que hemos olvidado ser hombres y nos hemos conformado con ser parodias de uno. En niñatos presuntuosos.
Un hombre que bebe hasta las 7 de la mañana sin preguntarse dónde estarás. Un hombre que se juega al póker hasta sus calzoncillos, y todavía cree que va a seguir saliendo adelante. Un hombre que puede matar lo que va a comer con sus propias manos, pero no a cocinarlo con Pedro Ximénez para tí. Un hombre que prefiere su vieja camiseta negra con unos vaqueros al uniforme de cateto del domingo. Un hombre que grita y blasfema viendo el fútbol y acto seguido se desfoga contigo hasta desmontar el cabecero de la cama. Un hombre que no teme acabar con una costilla o la nariz rota sobre un campo de hierba. Un hombre que corta leña, hace fuego y da cobijo en su cuerpo. Un hombre mira a los ojos a las mujeres en los bares y les pone la mano en el culo cuando salen del bar con él. Un hombre que besa. Un hombre que ama. Un hombre que folla. Un hombre que ha elegido el camino del samurái. Un hombre que paga sus facturas. Un hombre que prefiere una cerveza con sus amigos que organizar bailes de máscaras. Un hombre que eructa en la intimidad. Un hombre que lee a Burroughs, a Murakami, a Bukoswky y a Celine, pero que sigue disfrutando a Orson Scott Card. Un hombre que escribe como respira.
Quizás el problema de la mayoría de los hombres de este siglo es que hemos olvidado ser hombres y nos hemos conformado con ser parodias de uno. En niñatos presuntuosos.
La Calefacción
El sofá sostenía dos cuerpos semidesnudos. La humedad de los mismos calaba hasta la propia estructura de madera tanto como aquellos dos cuerpos se calaban entre sí.
-¿Tienes frío?
-Un poco.
-Subiré la calefacción.
-No la subas.
-¿Por qué no iba a subir la calefacción si tienes frío?
-No tienes ni idea Balú.
-Joder, si tienes frío, subo la calefacción, es un silogismo bastante sencillo- dijo, mientras le miraba como un marinero mira una tormenta sobre el horizonte.
-Déjalo, abrázame.
-No, joder, quiero que me digas por qué no tengo que poner la calefacción- ella suspiró y miró al vacío. Se incorporó y se sentó a su lado. Balú se incorporó como si fuese su versión en diferido, acercó sus labios a su mejilla y besó a Lola con calidez. Lola seguía mirando al vacío, las volutas de humo de las velas perfumadas, parecían ser el acontecimiento más interesante de la habitación.
-Lola, vamos¿qué ocurre?
-No pasa nada cariño, créeme- Balú sabía que las palabras, No, Pasa, Nada y Cariño, significaban un grado 7 en la Escala de Richter, el Créeme, elevaba todo a un grado 9.
-Sí pasa, estás rara de cojones.
-Te preocupas demasiado por mí.
-¿Porque quiera poner la calefacción?
-Por la calefacción, por los exámenes, por mi trabajo, por mi hernia de hiato, por mi desayuno, hasta por la alopecia galopante de mi gato.
-Es mi deber¿No?
-No lo entiendes cariño.
-¿Con un "No lo entiendes cariño" solucionas todo?- Balú estaba empezando a elevar el tono de su voz. Así es como empiezan las hecatombes nucleares, alguien da una orden simple o pulsa un botón equivocado y es otro quien carga y dispara los misiles, una vez alcanzado el objetivo, el llamado "intercambio nuclear" es inevitable.
-Pues claro que no lo entiendes. A mí me preocupas tú. No lo que te pasa. No quiero ser tu lacaya, no quiero cargar con tus bolsas de la frutería.
-No lo haces, lo hago yo por tí.
-Eso es, lo haces tú, todo lo haces tú, sólo estás pensando en agasajarme, en subirme la calefacción, en acariciar mi espalda, en acompañar a mi gato al veterinario y en mis tostadas calientes.
-Estoy para eso cariño.
-No, Balú, no. Dime una cosa ¿cuánto hace que no ves a Hank?
-Hank se marchó, él lo eligió así.
-¿Cuánto hace que no escribes?
-Desde que se marchó.
-¿Lo ves cariño?Te has perdido en el camino¿Desde cuánto hace que sólo existimos el trabajo y yo?
-Desde que existes tú.
-Te echo de menos Balú, desde que estamos juntos, no existes. No escribes, no sueñas, no te emborrachas, no fumas, y sobretodo, no me miras como si fueses a devorarme, me miras como un problema al que hay que solucionar, una niña a la que hay que cuidar o un gato al que hay que llevar al veterinario.
-No me toques los cojones con lo del gato, fuiste tú quien no paraba de hablar de él, yo sólo le dí solución.
-No tienes que ir delante de mí con una escopeta disparando a todos los problemas que aparecen en mi camino, porque llega un momento en el que vas tan por delante de mí con tu armadura de caballero andante, trinchando soldados enemigos, que olvidas a qué distancia está la princesa a la que juraste cuidar.
-Todo lo hago por tí.
-Me enamoré de tí, no de ese tipo que me lleva la compra y me sube la calefacción. Yo quiero que vuelvas a subir mi temperatura con sólo ponerme una mano en la espalda.
-Sólo quiero cuidarte y protegerte.
-Y lo adoro Balú, te amo, te amo tan profundamente...-Le miró a los ojos, acercó los labios a la boca de Balú y se besaron. Hasta lo acontecido, Balú decía que aquello fue un beso de Judas, que supo amargo y que le dejó la lengua como una vieja pata de jamón para hacer caldo. Lola decía que cuando le besó, quería sacar su veneno de dentro de Balú, para que no sufriera. Normalmente no estaban de acuerdo, aquella noche no iba a ser una excepción.
-Pero...- espetó Balú, nada más separarse sus labios, mientras sus frentes se sujetaban la una a la otra, y juntas, el techo de la habitación.
-Pero me duele ver cómo te vacías cada día, cómo vas dejando pedacitos de ti cargando conmigo a tu espalda- Lola sintió cómo su esófago se desgarraba por dentro, dejando pasar todo el ácido de su cuerpo a sus pulmones, como si se tratase de un mecanismo de autodestrucción. Sintió cómo sus huesos se descascarillaban poco a poco hasta quebrarse como un pino por el peso de la nieve. Su corazón se frenaba y no por alivio tras soltar aquella bomba, sino porque parecía querer rebobinar la escena y todo el mundo sabe, que los corazones, no saben rebobinar.
-¿Esto es el fín?- dijo Balú, con su mejor cara de sentenciado a muerte.
Lola calló, separó su mirada de la cara de Balú, inspiró, contuvo la respiración un segundo y liberó aquellas palabras del lugar donde se fabrican las tormentas y los terremotos:
-Sí.
-Entonces, voy a subir la calefacción...hace un frío de cojones
"Parte del Capítulo 3 de "Rendición y Redención", si queréis leer más sobre Balú, Hank y Lola, tendréis que esperar, pero me sabe mal tener sin nada a mis fieles lectores"
-¿Tienes frío?
-Un poco.
-Subiré la calefacción.
-No la subas.
-¿Por qué no iba a subir la calefacción si tienes frío?
-No tienes ni idea Balú.
-Joder, si tienes frío, subo la calefacción, es un silogismo bastante sencillo- dijo, mientras le miraba como un marinero mira una tormenta sobre el horizonte.
-Déjalo, abrázame.
-No, joder, quiero que me digas por qué no tengo que poner la calefacción- ella suspiró y miró al vacío. Se incorporó y se sentó a su lado. Balú se incorporó como si fuese su versión en diferido, acercó sus labios a su mejilla y besó a Lola con calidez. Lola seguía mirando al vacío, las volutas de humo de las velas perfumadas, parecían ser el acontecimiento más interesante de la habitación.
-Lola, vamos¿qué ocurre?
-No pasa nada cariño, créeme- Balú sabía que las palabras, No, Pasa, Nada y Cariño, significaban un grado 7 en la Escala de Richter, el Créeme, elevaba todo a un grado 9.
-Sí pasa, estás rara de cojones.
-Te preocupas demasiado por mí.
-¿Porque quiera poner la calefacción?
-Por la calefacción, por los exámenes, por mi trabajo, por mi hernia de hiato, por mi desayuno, hasta por la alopecia galopante de mi gato.
-Es mi deber¿No?
-No lo entiendes cariño.
-¿Con un "No lo entiendes cariño" solucionas todo?- Balú estaba empezando a elevar el tono de su voz. Así es como empiezan las hecatombes nucleares, alguien da una orden simple o pulsa un botón equivocado y es otro quien carga y dispara los misiles, una vez alcanzado el objetivo, el llamado "intercambio nuclear" es inevitable.
-Pues claro que no lo entiendes. A mí me preocupas tú. No lo que te pasa. No quiero ser tu lacaya, no quiero cargar con tus bolsas de la frutería.
-No lo haces, lo hago yo por tí.
-Eso es, lo haces tú, todo lo haces tú, sólo estás pensando en agasajarme, en subirme la calefacción, en acariciar mi espalda, en acompañar a mi gato al veterinario y en mis tostadas calientes.
-Estoy para eso cariño.
-No, Balú, no. Dime una cosa ¿cuánto hace que no ves a Hank?
-Hank se marchó, él lo eligió así.
-¿Cuánto hace que no escribes?
-Desde que se marchó.
-¿Lo ves cariño?Te has perdido en el camino¿Desde cuánto hace que sólo existimos el trabajo y yo?
-Desde que existes tú.
-Te echo de menos Balú, desde que estamos juntos, no existes. No escribes, no sueñas, no te emborrachas, no fumas, y sobretodo, no me miras como si fueses a devorarme, me miras como un problema al que hay que solucionar, una niña a la que hay que cuidar o un gato al que hay que llevar al veterinario.
-No me toques los cojones con lo del gato, fuiste tú quien no paraba de hablar de él, yo sólo le dí solución.
-No tienes que ir delante de mí con una escopeta disparando a todos los problemas que aparecen en mi camino, porque llega un momento en el que vas tan por delante de mí con tu armadura de caballero andante, trinchando soldados enemigos, que olvidas a qué distancia está la princesa a la que juraste cuidar.
-Todo lo hago por tí.
-Me enamoré de tí, no de ese tipo que me lleva la compra y me sube la calefacción. Yo quiero que vuelvas a subir mi temperatura con sólo ponerme una mano en la espalda.
-Sólo quiero cuidarte y protegerte.
-Y lo adoro Balú, te amo, te amo tan profundamente...-Le miró a los ojos, acercó los labios a la boca de Balú y se besaron. Hasta lo acontecido, Balú decía que aquello fue un beso de Judas, que supo amargo y que le dejó la lengua como una vieja pata de jamón para hacer caldo. Lola decía que cuando le besó, quería sacar su veneno de dentro de Balú, para que no sufriera. Normalmente no estaban de acuerdo, aquella noche no iba a ser una excepción.
-Pero...- espetó Balú, nada más separarse sus labios, mientras sus frentes se sujetaban la una a la otra, y juntas, el techo de la habitación.
-Pero me duele ver cómo te vacías cada día, cómo vas dejando pedacitos de ti cargando conmigo a tu espalda- Lola sintió cómo su esófago se desgarraba por dentro, dejando pasar todo el ácido de su cuerpo a sus pulmones, como si se tratase de un mecanismo de autodestrucción. Sintió cómo sus huesos se descascarillaban poco a poco hasta quebrarse como un pino por el peso de la nieve. Su corazón se frenaba y no por alivio tras soltar aquella bomba, sino porque parecía querer rebobinar la escena y todo el mundo sabe, que los corazones, no saben rebobinar.
-¿Esto es el fín?- dijo Balú, con su mejor cara de sentenciado a muerte.
Lola calló, separó su mirada de la cara de Balú, inspiró, contuvo la respiración un segundo y liberó aquellas palabras del lugar donde se fabrican las tormentas y los terremotos:
-Sí.
-Entonces, voy a subir la calefacción...hace un frío de cojones
"Parte del Capítulo 3 de "Rendición y Redención", si queréis leer más sobre Balú, Hank y Lola, tendréis que esperar, pero me sabe mal tener sin nada a mis fieles lectores"