Va a acabar contigo...

"¿El qué?". "El no escribir, el pasarte las noches en vela mirando por la ventana, compadeciéndote por no ser un Hornby o un Auster, por ser un trápala que se mantiene gracias a un amigo que cree en tí, pero llevas meses sin escribir Hank, y veo cómo eso de consume cada día". "No escribo porque no tengo motivos, tengo todo lo que necesito, y ese idiota que se cree mi amigo sigue pagándolo, invitándome, manteniéndome...creo que es gay y le gusto". "Hank, no te hagas ésto, sólo vives cuando salen palabras de tus dedos, y no me refiero a esa basura que echas por la boca en twitter, me refiero a cuando escarbas dentro de mi corazón para encontrarlo lleno de lefa". "Ni yo lo habría escrito mejor nena". "No soy tu nena, soy la nena de otro, que te quede claro". "¿Qué tiene él?". "No se autocompadece, es un creador y lo asume creando contínuamente, tú has hecho la de la tortuga". "La del avestruz". "¿Qué más da?". "Las tortugas tienen una coraza dura, yo tengo el cuello a merced de los elementos"...

"Deja de decir sandeces, sólo sentándote puedes sacar lo mejor de tí, porque eres bueno Hank, en los legajos, en las libretas, en las servilletas, en el blog, en tu novela". "Bah, mi novela, sólo nombrarla me asquea". "Es buena Hank, estás en ella, lo sé, eres los tres personajes principales, las tres personas que viven dentro de tí". "Ahora resulta que soy la puñetera santa trinidad ¿además de borracho y adúltero soy paloma?". "No, eres héroe sonriente cuando vienes de la nada a sacarme de un apuro, eres bufón irreverente cuando estás en la barra del bar y eres escritor con tablas, con letras que saben a a chocolate con churros, a whisky con hielo y a sudor de campesino". "Menudo discursito, tú deberías ser la escritora". "Yo sólo digo lo que necesitas que te diga, sabes que nunca tendremos esta conversación, que yo pasaré el día en Madrid y que no me acordaré de tí para nada, y que cuando él me folle, temblaré y gritaré su nombre, no el tuyo". "Sólo soy un pasatiempo para tí". "No, pareces jilipollas, no entiendes nada". "Soy un topo, ciego y con pezuñas". "Él me gusta porque agarra su sueño por los cojones". "Perdona el inciso, por las trencitas". "Eres idiota, no escuchas, ese es otro de tus problemas". "Tengo un tapón y no me caen bien los otorrinos". "Él agarra su sueño, lo aprieta, incluso sacrifica su conciencia, sus ideas, por un bien mejor, por conseguir que su arte salga a la luz, por hacerse un hueco, y el día de mañana sus carteles se expondrán, como se ha hecho con Warhol".

Mi ira se tornaba verborrea, su mirada nebulosa y brillante me enervaba, y los arcoiris, y los columpios del parque, y una panda de memos tarareando el himno de Riego con camisas de Levi´s"Jilipolleces, ahora escucha tú, deja esa pose de nenita hippilonga de urbanización, que te ciega y no te deja ver más allá de tus Ray Ban Aviator. Ése comepollas vende su arte, pero no de la forma que lo hacen los hippies de verdad, los que fuman peyote y escuchan "The Mammas and the pappas", sino que vende su carnet de afiliado psicológico de izquierda unida a una empresa de publicidad y luego me llama fascista por decir que me muero de ganas de que le metan a Gadafi una varda de roble por el ojete. Es pura pose de pintamonas de "La Latina". Eso me da asco. Esa gente que pisa tabernas para decir que estuvieron en antros y no para empaparse de los muebles de fornica y la sabiduría de la parroquia. Esa gentuza que te dice cómo tienes que vivir dentro de sus parámetros de comer lechuga y sexo tántrico, que te dicen que gastarse 200€ en un traje es tirar el dinero y después ellos se lo funden en unas chanclas de esparto, repito, esparto, con lo que se destupen las tuberías, con lo que habría que destupirles desde nariz hasta occipucio". "Sí, es verdad, nadie es tan genuino como Hank, porque Hank creció entre el pueblo y la ciudad, cazaba ranas y jugaba al billar, que cogiste lo mejor de cada sitio y más bla bla. Eres como ellos, diciéndole a todo el mundo lo que es y lo que debe hacer". "No nena, no se lo digo a nadie, sólo te lo digo a tí, porque no te puedo sacar de mi cabeza, porque no eres nunca así de franca y sincera conmigo, porque nunca me mandas a la mierda, sólo puedes ser puro almíbar cuando estoy contigo, y eso me anula, me impide concentrarme en todo, sólo tengo ojos para tí, y sobretodo me impide lo más importante, odiarte hasta tal punto que sólo salgan de mí ganas de follarte sobre la encimera, y eso escuece, escuece como balas de sal". "Así que el problema soy yo ahora". "Desde hace dos meses sólo te tengo a tí en mente, no tengo novela, no tengo blog, no tengo ideas, y lo peor de todo, que no te tengo a tí, no puedo ni siquiera mantener contigo esta conversación por miedo a que arranques mi corazón y mi polla y los uses como trofeo para el muro de los humillados. Por primera vez tengo miedo de besar a una mujer". "Eso tiene fácil solución", nuestros labios se acercaron, mi lengua buscó hueco en su boca, pretendiendo quedarse a vivir allí, entre molar y molar, entre lengua y garganta...pero no consiguió tal hazaña, sólo me quedó una conversación inexistente, y un espejo cubierto de rotulador Velleda donde decía...

"Vuelve atrás, o no llegarás nunca más allá"