Le rompería la cabeza

“Llevas toda la tarde ausente”.”Perdona Lucía, no lo pretendía, perdóname”. “Hace meses que no te veo, ni siquiera por el trabajo¿Qué diablos te ocurre?”.”Algún día me dijo que ocurriría ésto, el muy cabrón tenía razón”.”¿Quién?¿Pedro?¿Tony?”.”No, Balú”.”No me digas que echas de menos al pringao de Balú”.”No es eso”.”Entonces ¿qué es lo que te dijo que ocurriría?¿Que el nuevo juego de Bioware no tendría el encanto del primer Mass Effect?¿Que Alan Moore recibiría el Nobel de las letras?”.”No, no es eso”.”Como me digas que estás así por el pringao de Balú te voy a tener que dar una bofetada, no sé qué coños hacías saliendo con él Lola, pensé que era pura experimentación rollo peli de High School de domingo por la tarde...”.”Cállate”. Lucía reculó en su silla e hizo un gesto de desaprobación con la cabeza, dió un resoplido más cercano al bufido que al alivio y dió un sorbo a su té de hierbas. “Tía Lola, dime qué es lo que es”. “No lo entenderías, tú no eres así, tú no sabes ver ese tipo de cosas”.”Yo lo que sé es que ese tipo era un vago y un mediocre, todo el día burlándose de todo, no haciendo nada por su propia existencia. Es un cliché, el lerdo envuelto de material de tienda de cómic, el adalid del pajillero del cómic ese de los ojos grandes”.”Se llama Manga”.”Encima te metió en su secta de lerdos, menos mal que escapaste”. Lola sacó un paquete de Chesterfield, dió dos toquecitos contra la mesa de la terraza con él, como con ansia de concentrar toda la nicotina en dos caladas que le hicieran escapar de allí, hizo como que comprobaba su iPhone, encendió el cigarrillo y el humo cubrió a Lucía. “Deja de fumar”.”Es lo más parecido a tenerle cerca”.”Es eso, le echas de menos”. Lucía se sintió culpable a la par que decepcionada. “No le echo de menos, sólo es que recuerdo una cosa que me dijo una vez”.”¿Qué frase de Yoda te soltó”.”Que en esta vida hay dos tipos de personas, proveedores y consumidores, un proveedor necesita a un consumidor para sobrevivir, y viceversa, que por eso todas las relaciones fracasaban”.”Tú eras proveedora de sexo y él es claramente consumidor de porno”.”Cierra esa bocaza”.”Me lo pusiste a huevo tía”.”Ayer me llamó por teléfono”.”¿Para?¿Para decirte que te pilles un disco de Damien Rice y le añores?. “No es eso joder, me dijo que se consumía, que echaba de menos sentirse útil, que se estaba vaciando”.”Demasiadas pajas”.”Calla de una puta vez¿Cuántas veces viste a Balú llorar?”.”Nunca, siempre estaba riéndose hasta de sus desgracias, esa era su única virtud”.”Me dijo que ya no ríe, que sólo piensa en complacer, en seguir dando, que no se sentía él mismo y que creía que era para nada”.”¿Está saliendo con alguien o lo decía por tí?”.”Está saliendo con alguien”.”¿Y quién es la desgraciada?”.”No la conozco. Balú me dijo que a pesar de no ver futuro más allá, se seguía empeñando, que creía que lo conseguiría, pero que se le hacía cuesta arriba”.”¿Y eso te mortifica?Que le den, no te siguió cuando debía, no cambió, no maduró, y si ahora alguna le está cambiando, bravo por ella”.”Me mortifica sí, porque aunque en tu pequeña cabecita no haya sitio para pensar en Balú como ser humano, le he querido y le quiero y él me quería como nadie me ha querido”.

Llevaba un año y medio lejos de Balú, había pasado por las camas más diversas de aquella ciudad, había probado a estar sola, había probado a refugiarse en sus amigas, y había conseguido escapar de su recuerdo, había completado el tour de force del olvido. Fue una llamada inocente, un mensaje de whatsapp, un tono triple armónico de xilófono digital el que le devolvió a la triste realidad. Echaba de menos a Balú. Se recostó en la silla, ahora el sol se clavaba en sus Ray Ban y éstas lo filtraban para convertir en agradable luminaria, aquella radiación de castigo que azotaba la terraza. Lucía reflexionaba mientras pasaba a toda prisa las páginas de la Vogue. “Te cuidaba, toda su finalidad en la vida era cuidarte, no se preocupaba por sí mismo, por su futuro o por sus ideales, se preocupaba por tratarte como a una reina. Y eso lo entiendo, debe de ser un lujo tener un lacayo así, pero por eso precisamente le empezaste a odiar, por eso precisamente te perdió, le habías amansado, como a un gato castrado”.

“Como un gato castrado Hank, así me siento, como un jodido gato castrado, hambriento y engordado, me conformo con que me rasquen la pancita y ya está, me vuelvo a mi cubículo a dormir y a engordar, apenas cazo ratones porque me conformo con el pienso que me echen, a veces gourmet, a veces Hacendado”. “Te avisé hace mucho tiempo de ésto colega, no me digas que no te avisé”. “No lo hiciste a tiempo”. “Mira corriste hacia ella como si fuese la última magdalena de la panadería, te aferraste a ella, a las dos semanas ya cambiaste de forma de vestir, vale que eso te vino bien porque entre tú y yo eras un badanas”, “Era grunge, como Cobain”,”Era cerdo, como Torbe, no me jodas, que esa camiseta de Marea llevaba más giras que Kutxi”. Hank sirvió otra copa de Four Roses para los dos, encendió otro cigarrillo y se lo ofreció a Balú, sus ojos decían “dámelo”, pero su mano lo descartó con desaire. “El asunto es este, te has pasado toda la puta vida siguiendo unos esquemas mentales basados en algún algoritmo que alguien te metió en la cabeza, ya sea la catequésis, el ponerte la toga de monaguillo, el jugar a salvapatrias”, “No me toques los cojones Hank, que tú también has hecho todo eso”, “Sí, pero yo lo hice como estudio antropológico, como método para desgranar el vacío de la cultura judeocristiana, su plenitud moral y su vacío de hechos”, “Ve al grano”, “Total, que ella encaja en todos los clichés que consciente o inconscientemente alabas. Es limpia, ordenada, mona, trabajadora, con aspiraciones sencillas en la vida, es cariñosa y jodidamente dulce cuando quiere”,”Ahora es cuando viene el pero”,” ¿Por qué?”, “Porque siempre que nos sentamos aquí ensalzas algo para después con un pero hundirlo en la inmundicia. Porque adoras rebajar a todo el mundo a una miserable parodia de su yo real”,”Joder con Ortega y Gasset pues claro porque todos somos miserables parodias que danzan alrededor de una hoguera de televisores”. Balú se quitó las gafas de sol para rascarse el ceño, quitarse el sudor y volver a colocárselas, lo hizo para aliviar el prurito de la montura, o para aliviar el peso de las lágrimas que mantenía a tensión bajo sus pestañas, fuera por lo que fuera, tras ello su rostro reflejó cierto alivio. “Dispara, venga”, “Tú no eres un tipo normal Balú, te vacías por todo el mundo, eres jodidamente alegre, la gente quiere estar rodeada de tipos como tú, por vuestra excepcionalidad”, “Por mucho que me halagues no voy a dejar que me la chupes”,”Cierra el pico, que ahora viene el pero”, Balú se estremeció y un nudo apretó fuerte su garganta contra su columna vertebral, “Pero te has vuelto un pelmazo, estás todo el día pendiente del puñetero teléfono, todo el día planificando en base a los designios de la princesita de turno, te han privatizado, tú que eras la empresa pública por excelencia, te han privatizado”.

Dió otro sorbo, no para enjugarse su boca seca por el discurso, sino para dar pausa dramática, Hank era puro artificio en sus artes, lo que él llamaba savoir faire, era una suerte de gestos y estereotipias que explotaba en los momentos más adecuados, como la forma en la que volvió a colocar el vaso sobre la mesa, agitándolo de forma circular haciendo que los hielos se volviesen a acomodar sobre el poco whisky que le quedaba, y lo depositó sobre el posavasos, no apoyándolo, casi acunándolo.”Debes huir de los esquemas prefijados, debes de quitarte de la cabeza todos los protocolos que te has montado, básicamente, debes sacarte la cabeza del culo”,”Eso es muy fácil de decir, es muy fácil venir con una montaña de tópicos para que los abrace”,”No he querido decir eso, no te hablo de tópicos, te hablo de olvidar la idea del emparejamiento a fondo perdido, de dejar de creer que el estándar es lo ideal y lo que hace feliz a la gente. Porque hará feliz a la gente, pero no tiene por qué hacerte feliz a ti, necesitas darte un respiro joder, pensar en ti mismo, quererte, un poco. Tienes que hacer más ruido, tienes que sacar pecho y hacerte notar. Te hablo del caos entendido como la reacción a tus acciones”,”Si lo dices por llevar tu vida, no creo que sea capaz, más que nada porque yo tengo un trabajo en el que cumplir a diario”,”Nunca podrías llevar mi vida, morirías a los dos días”,”Ya he llevado tu vida”,”Seguro que fue una experiencia catártica, una sublimación de todos los sentidos”,”No, fue la peor resaca de mi vida, vomité sangre y quería abrirme la cabeza con un sacacorchos, me sentí patético”, “de Madrid”,”Con eso no se juega mamón, ya sabes que esa frasecita me da ganas de arrancarte la cabeza”.


“De arrancarle la cabeza es de lo que tengo ganas” espetó Lola, “¿Por qué?Si le ha hecho lo mismo que tú le hiciste”,”Con la diferencia de que nunca me aproveché de él, siempre que me necesitó estuve ahí sin rechistar, cuando enfermaba, cuando estaba triste, cuando había tenido un mal día en el trabajo y necesitaba contárselo a alguien”,”¿Y ésta no?”,”No, le llama cuando le necesita, pero le ha creado la necesidad de estar con ella, a base de rechazarle, de no darle esperanzas, de minar su autoestima”, “El resultado ha sido el mismo ¿no?”,”No, conmigo escribía, tanto canciones como su novela, y ahora dice que es incapaz de escribir nada, que se está ahogando, pero que no cree que sea capaz de dejarla porque ahora mismo cree que es la única mujer que comparte sus sueños”,”¿Pero este tío no quería ser escritor y vivir en una gran ciudad?¿No quería irse a vivir a París o a Nueva York o a Londres?¿Madrid quizás?”,”Sí, por eso, le ha lavado el cerebro hasta ese punto, dice que la seguiría hasta el infinito que fuese”. “Eso es altamente disfuncional Lola, pero tú no tienes que ser quien se sacrifique por él, no puedes sacarle de ese círculo vicioso, tiene que ser él el que escape de esos pensamientos tóxicos”,”Pero sé que me necesita, que le escuche y le aconseje, que le haga ver”, “Ya tiene a ¿cómo coños era?¿Jar?¿Javi?”,”Hank”,”Eso es, qué tontería se tenía encima con el dichoso Hank de las narices”,”Hank es quien le salva de hundirse en la miseria, pero necesita a alguien que viva más con los pies en la tierra”, “Debes dejarle hacer y deshacer, no le obligues a que venga a verte, no tires tan fuerte de él, porque acaban de tirar mucho de él, y es más, no creo que seas mujer para Balú, él necesita algo más de andar por casa, menos soñadora”,”Él lo que necesita es que yo le arranque la cabeza a Diana y la ponga en una pica delante de su casa para que todas aprendan que no se debe jugar con ese hombre”,”Te sale la vena verdulera que da gloria cari, hasta me excitas, mírame estoy empapada” soltó una carcajada que rápidamente se contagió a Lola, y las dos compartieron esa tregua. “¿Pagamos y nos vamos?”,”No Luci, pagas tú y nos vamos, que siempre pago yo”,”Eso es lo que te tendría que haber dicho Balú alguna vez”,”Eso y no, ahora tú encima” otra carcajada empezó a causar estragos en la musculatura abdominal de Lola y Lucía, mientras se alejaban de la terraza de aquel paseo marítimo.


Balú despertó solo en su casa, se dirigió al salón y vió los restos del debate de la noche anterior. Se sentía triste, pero no era una tristeza desesperante como lo había sido en los días previos, era una tristeza asumida como el paso previo a la mejoría. Empezó a pensar en las mujeres que habían pasado por su vida, en cómo había acabado ahogando a todas bajo sus deseos. Balú era un tipo alegre, pero al llegar a casa, siempre tenía esa sensación de soledad que sólo entienden los artistas que han estado solos en el backstage, por eso, cuando conseguía perder esa sensación, se aferraba a la compañía como a la cornisa de un rascacielos. Recogió las copas de la vieja mesa de madera y se puso a fregar. Miró a través de la ventana y vió a su vecina, una profesora de instituto de 60 años, soltera que recogía ropa de cama de la cuerda de tender. Sintió empatía, sintió ganas de sentarse con ella a tomar un café y preguntarle cómo había sobrevivido a la soledad, al vacío de la cama, a la ausencia de una espalda a la que acariciar. Colocó las copas en el artilugio de plástico que utilizaba para dejarlas a secar.”Qué coños” se dijo,”Que le den por el culo a todo, que le den por culo al happy ending, que le den por culo a sus padres, que le den por culo a salir a pasear bajo el sol del domingo, que le den por culo a rescatarla, a Ikea, al cine de los sábados, a planear las vacaciones y a los fines de semana, que le den por el culo a todos esos que hipotecan sus vidas con anillos baratos, que se visten de blanco para fingir una pureza que no guardan dentro de ellos. Que le den por culo a los musculitos de gimnasio y a las reinas de Telecinco que se dedican a follar y a despreciar el esfuerzo y el intelecto. Que le den por culo a ella, por haberme hecho creer importante, cuando sólo era un felpudo”. Y una lágrima de rabia se perdió con las pompas de jabón por el sumidero.