Disfrazado

Delicada como el primer porretín de heno del otoño, dura como una zarza en pleno abril. Parece mucho menos de lo que es...un problema, una locura, una mujer que da el perfil de torturadora...y lo sé..y no huyo...y soy jilipollas.

Me dejo caer por su vida con sutileza, con sonrisas de medio lado, con "un día de estos te llamo y te enseño la otra cara del mundo", con mis amigos presentándome mujeres más sanas en sus aledaños. Trato de no dejarme llevar por la ansiedad, o la pasión, y fabrico silencios incómodos en los que pienso cómo coños arrancarle la ropa, pienso cuál de los milímetros de su cuella es el que lameré primero, pienso contra qué pared de mi vacío cubil poseerla...Me doy la vuelta y me porto como un niño bueno...

Disfrazado con mi careta de pardillo...sólo me vendieron la gomilla

1 comentarios:

Aarón Blanco dijo...

Me gusta cuando...

escribes sobre los registros y el cerebro emocional. Por que pienso que ello es lo que entra en juego cuando alzas las manos y te pones la careta. Por un lado un registro deseado pero no exteriorizado, y por otro la necesidad de aplacar el sistema emocional de la fantasía sexual.

Lo más mágico de todo el tema es que es imposible racionalizar que mujer va a despertar ese sueño, ese flash, ese impulso primitivo, puede ser la más bella, la más King Kong la de la actitud alternativa, o la más recatada de largas faldas, la de las piernas infinitas o la que tenga la nariz más grande.


Sonrisas ^__^